Cuidado, nos podemos encontrar solos ante ella
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Pero entonces, preparémonos para la sorpresa. Sólo a alguien inocente o confiado, puede ocurrírsele poner como objetivo máximo en su vida entender la realidad, y más si lo ha sido desde muy temprana edad. Si buscamos la verdad corremos el peligro de encontrarla, y puede que entonces lo que hayamos descubierto no nos guste. Por lo tanto, esto no es para cualquiera, sino sólo para quien esté preparado para ello. Esta reflexión nos va a servir a los dos; para mí intentar exponerlo, y para ti intentar comprenderlo. Es muy importante el tiempo verbal que voy a utilizar; en este caso va a ser la 1ª persona del plural: Nosotros.
Vamos a verlo, pero lo más importante: tenemos que relajarnos y observar, dejemos atrás los convencionalismos. Miremos todo lo de abajo, pero sin olvidar lo que hay arriba. ¡Hay tanto que descubrir…! Si somos pragmáticos nunca acabaremos comprendiendo. Si miramos todo lo que está a nuestro alrededor y acabamos haciéndolo, estamos perdidos. Observemos todo, pero sin juzgar, sin condenar; vamos a impregnarnos de lo que nos rodea, es la oportunidad que nos ha dado la vida. Debemos ser conscientes (estar totalmente despiertos), que nuestro cuerpo ha venido a este mundo y ha nacido virgen, sin condicionamientos, sólo los propios de la genética; pero quienes van a educarnos son los padres, la escuela, los amigos, los medios informativos, todos van a alimentar nuestro cerebro para que en él aparezca la mente. Según el lugar en que hayamos nacido o la misma época, nos va a condicionar, pero aún no lo sabemos; porque estaremos convencidos de que somos nosotros, y entonces nunca podremos llegar a la conclusión de que somos algo más cuando lleguemos a desvincularnos de la mente y observemos. Sólo entonces nos daremos cuenta de lo inmensamente grandioso de todo, cuando miremos arriba y nos demos cuenta de lo inabarcable que es el Universo, de lo ignorantes que somos los humanos cuando sólo vemos nuestros pies. Si llega el momento y lo vemos todo sin condicionantes; sin creencias, ideologías o religiones, puede que entonces lo veamos más claro. Si lo vemos de forma convencional entonces seremos una individualidad (tú), es la mente la que está analizando. Ella ha conformado el cerebro, y si nos dejamos arrastrar, entonces ya no hay remedio. Mientras no nos demos cuenta de ello (que al final parece cosa sencilla pero que es muy complicado entenderlo), sin el condicionamiento al que nos ha abocado la mente, entonces es posible entrever algo más.
Al observarlo todo, entendemos que estamos ante algo grandioso, inabarcable, lejos del odio, del rencor, de la envidia, del aprovechamiento del otro, de mirar sólo tu interés sin atisbo de empatía, de que estás en un planeta perdido en el Universo… Obsérvalo, no nos quedemos anclados en la personalidad, vayamos más allá. Utilicemos la mente sólo para sobrevivir en el lugar y la época en la que hemos nacido, no nos inmiscuyamos en nuestro tiempo, en la cultura, no nos dejemos arrastrar por ello, vayamos hasta el final; indaguemos, no nos conformemos con lo que nos dicen los demás, que no nos amarguen la vida; esta no es para acumular riquezas, para acabar cayendo en la trampa que los demás caen. Disfrutemos, pero vayamos adelante todo lo que podamos, aprovechemos la oportunidad que nos da la vida; y sin miedo, observemos sin condenar. Probablemente nos encontremos solos, pero si hay algo que descubrir, nunca lo veremos con otros; es un camino individual. No busquemos verdad alguna, la verdad no existe, todo es subjetivo.
No esperemos que en nuestro mundo nos acaben reconociendo algo, olvidémoslo. En un mundo superficial como este pocas cosas nos van a reconocer; y menos si como es natural, hemos tropezado con gente que es incapaz de ver más allá de su barriga. Para poder ver hay que desconectar. Por lo tanto vayamos a la nuestra, aunque sin olvidarnos de los demás. Equivocados o acertados, es la vida que vamos a vivir; intentémoslo sin forzarlo. Y cuidado con el consumo, sólo lo justo, lo absolutamente necesario. Levantemos la vista… y mantengamos la percepción alerta.
Después de haber cumplido los 75, me doy cuenta de que soy aprendiz de todo y maestro de nada.
Hasta la próxima reflexión.
Joan-Llorenç sincristal@hotmail.com