La sabiduría de ‘el río’

El artículo tiene una extensión de un folio, pero si no tienes ganas de leer al final de la página lo tienes en vídeo:

Ayer me encontré por Facebook una metáfora de Khalil Gibran (véase Wikipedia) en el que describía un río. Al leerla me recordó una pequeña historia que había escrito a finales del siglo pasado cuando tendría yo unos 50 años. Busqué por el ordenador y al final apareció dentro de un libro (‘Estrellas fugaces’) que escribí también por aquella época.

‘El río’ lo tienes ahora en https://sincristal.wordpress.com/2021/09/23/el-rio/ no te lo pierdas.

Reflexionando sobre las dos historias llegué a la conclusión de que algo tenían que ver en cuanto a que se hace referencia al río, pero en el caso de Khalil se refería a una persona de forma individual, mientras que en mí historia se refiere al río (la vida) como el camino que hay que transitar.

La historia de Khalil es magnífica. Se trata de una alegoría que trata de fundir al río y al ser individual en sus esperanzas y expectativas. Retrata perfectamente el misterio de la vida humana. La persona no tiene más remedio que entrar en el océano y diluirse en él, por lo que su identidad desaparece para pasar a ser algo distinto: el mismo océano. ‘No se trata de desaparecer en el océano, sino de convertirse en océano’ –nos dice. Extraordinaria historia la que nos cuenta el escritor.

Por otra parte, también en mi historia aparece el río, pero de otra manera. No se trata de perder el miedo mirando atrás, sino de hacerle frente, de remontarlo, de ver qué es aquello. Aquí la persona no es el río sino alguien que intenta comprenderlo. En las dos historias hay distintos finales pero en el fondo es la misma historia; mientras en la metáfora de Khalil la persona desaparece diluyéndose en el océano pasando a ser el mismo océano; en el caso de la historia que escribí, al remontar el río con todos los avatares, se llega a la fuente que lo genera y al beber también se convierte en todo y su individualidad desaparece. Tanto en un caso como en otro, se ha comprendido… y vivido.

Caminos distintos nos llevan al mismo lugar. Mientras en la metáfora de Khalil no hay nada que entender sino simplemente aceptar la naturaleza (comprender) y dejarse llevar, en el caso de mi historia, al haber algo aún de juventud luchadora y rebelde en mí, se comprende la vida remontando.

Espero hayas leído más arriba la metáfora de Khalil, como también me gustaría leyeras o vieras mi historia. Los dos son el río.

Artículo en vídeo

https://youtu.be/IdZR5u-BwN8

Joan-Llorenç sincristal@hotmail.com

El río

EL RÍO

Estoy abriendo los ojos. Alcanzo a percibir algo de luz. Se torna muy intensa, deslumbrante. Instintivamente me cubro el rostro con el brazo. Hay un impresionante silencio. Total. Casi no noto el cuerpo.

Poco a poco me acostumbro a la luz y aparecen contrastes, formas… parecen árboles… una gran masa de ellos. Hay también agua. Es un río. Muy ancho. Oigo a lo lejos un pájaro. Suena diferente. Siento los latidos rítmicos e intensos de mi corazón. No tengo frío. Hay una gran paz. Formo parte de ella.

¿Estaré soñando? ¿O fue lo de ayer el sueño?

Recuerdo que me acosté cansado. ¿Cómo he llegado hasta aquí?

Continúo observando. Hay más pájaros. ¡Qué hermosura! El sol está alto y continúa brillando. Percibo un ligero chapoteo en el agua cerca de mí. Son las casi imperceptibles olas que forma la corriente.

El agua… está roja por la tierra arrastrada.

Me encuentro en la margen izquierda. El mar no debe estar lejos. El terreno es plano y el agua va muy despacio.

¡¿Qué hago yo aquí?! Tengo que hacer algo. No veo ningún sendero y la vegetación a mi alrededor es muy tupida. Esperaré a ver qué pasa. Quizá aparezca alguien. Aquí tumbado al sol se está tan maravillosamente bien…

–¡Ahí! ¡Ahí enfrente…! ¡Eh, hola! ¿Quién eres? ¿Qué haces ahí?

–No sé. Estoy bien -me dice levantando tímidamente la mano.

–Pero… ¿No veis que los otros están en dificultades? Fijaos, de cuando en cuando se hunden, tragan agua; lo están pasando mal.

–No te preocupes, me dice. Le hablo. Sé que me oye, pero no me escucha. Es como si estuviera medio dormido. Qué raro es todo esto…

Súbitamente observo que algo baja por el río. Hay ramas, un árbol. También veo personas. Dos están dejadas caer sobre un gran tronco. Otras se han cogido de las ramas. Algunas sólo flotan. Están vivas. Languidecen…

–¡Eh, vosotros! ¿Qué os ha pasado? ¿De dónde venís?

–¡Hola…! Me dicen… Todo va bien.

Esto no está claro -pienso-. Ya están a mi altura… pasan de largo.

Corro. Cojo una rama y se la tiro al que va más cerca de la orilla.

–¡Cógela! ¡Agárrate fuerte!

–¡Gracias!

Barco que va hacia el mar

Y puedo observar una chispa de agradecimiento en sus ojos.

Recapacito. ¿Qué mundo es este? Por unos momentos me siento bien. Me dejo caer. Me relajo. Qué hermoso es esto. Voy a dormir un poco.

Oigo música. Me despierto. Hay mucha animación. Parece una fiesta.

Un lujoso barco engalanado baja hacia el mar. Hay mucha gente. Están bailando. Sus caras aparentan felicidad. Alguien que se arrima a la borda con una copa de cava y brinda:

–¡A tu salud!

–¡Gracias! -acierto a decir.

El barco pasa y en mí aparece una gran interrogación.

De repente oigo risas. Vienen del barco. Las gentes se asoman por la barandilla y señalan al agua. Veo un esforzado. Está nadando contra la corriente. Avanza muy lentamente.

–¿Qué haces? ¿Adónde vas?

–¡Arriba! ¡Arriba! Allí el agua es más pura, más cristalina. Abajo todo es suciedad.

¿ – ?  

Ahora veo que la corriente arrastra a alguien.

–Pero… ¿eres tú? ¿Qué te ha pasado?

–Bueno… -me dice entre jadeos-, quizás el agua no sea muy pura, pero ¿sabes lo bonito que es navegar por este río…?

¿ – ?

Aquí parado no hago nada; nada se me aclara. La cuestión está en el río: ¿Hacia abajo o hacia arriba?

Lo mejor será subir en un barco de esos, grande y festivo. Si no puedo porque son muy altos y de difícil acceso, quizás en una barquita tranquilo… Así podré descubrir a dónde va la gente y lo haré cómodamente, tranquilamente. Pero… ¿Y arriba? ¿De dónde viene? ¿Qué hay allí? ¿Qué es eso de las aguas puras y cristalinas? Algo me dice… Pero… si voy arriba, ¿no pagaré demasiado por lo que vaya a conseguir?

¿De qué irá esto?

Unos chapoteos por la inhabitual parte del mar me hacen volver a la realidad. Una pequeña almadía aparece tras la curva del río. Sobre ella dos personas navegan contra la corriente. Le dan duro a los remos. El cansancio y el abatimiento están en sus caras.

Remontando el río con la almadía

Cuando llegan a mi altura, les llamo.

–¡Eh, vosotros! Tengo hambre -les digo.

Su expresión ha cambiado. Se arriman a la orilla. Están muy cansados. Comemos. Como y quedo saciado. Anochece. Encendemos una hoguera y nos quedamos dormidos.

Pero… ¡qué ruido están metiendo esos pájaros! ¿Cómo están tan contentos? Las primeras luces del amanecer están apuntando por entre aquellas montañas… de donde viene el río.

–¿Por fin vienes? -me dicen mientras suben a la almadía.

He notado un cosquilleo especial cuando he subido a los troncos entrelazados.

Remamos. El río se está estrechando. Ha aumentado la velocidad del agua.

¡Dios mío! ¿Qué es eso? Una enorme masa blanca viene por el río. ¡Y se nos echa encima!

Es un magnífico barco. Tenemos que arrimarnos a la orilla para que no nos aplaste. Hay gran actividad a bordo. Gente trabajando. Otros toman el sol. Alguien lee. Un grupo de bailarinas da color al ambiente. Allí parece que hay unos militares. Están muy en su papel

El capitán nos habla

Un ser excepcionalmente hermoso y digno nos habla desde el puente de mando. Parece el capitán.

–¡Eh, los de la almadía! Venid con nosotros. Yo sé qué hay que hacer. Yo os guiaré.

Oigo a mi lado: ¡Lanzad un cabo!

Alguien sube. Miro a los ojos del compañero que queda conmigo. Un gran sentimiento nos impulsa a remar… remar.

La vegetación se va haciendo menos densa. Quizá podamos hacer el camino a pié.

Súbitamente el agua toma más fuerza. Casi no avanzamos. El agua nos arrastra. Un tremendo golpe contra una roca nos lanza al agua.

El sol está ya muy alto. Busco con la mirada a mi compañero. ¿Pero qué hace? Es como si no hubiera gravedad. ¿Cómo es posible que dé esos saltos?

–¡Mira! Fíjate lo que he descubierto -me dice.

–¿Qué explicación tiene eso? -le pregunto, mientras pruebo a hacer lo mismo-. ¿Será por el esfuerzo hecho, que esto nos parece liviano?

Conforme estamos avanzando los saltos son mayores. Esto casi es volar.

Ante nosotros aparece un inmenso lago. El río pasa a través de él. Observo personas arrastradas por la corriente.

Hay muchas gentes en los márgenes. Allí el agua está calma. Es muy limpia. En algunos sitios se ve el fondo. Son verdaderos remansos de paz.

–¡Quedaros! ¡Quedaros! Esto es la felicidad. Más arriba no hay nada. Esto es todo.

Pasaremos la noche. Estamos muy cansados… dormiremos.

Los primeros rayos de sol me despiertan. Intento dar saltos. Casi no puedo.

Nacimiento del río

–Si nos quedamos -le digo a mi compañero-, perderemos nuestra fuerza. Nos relajaremos. Hay que seguir. Tenemos que comprender.

Nos dirigimos hacia el amanecer. Al remontar de nuevo el río nuestras fuerzas crecen. Prácticamente estamos volando. Aunque no podemos ir muy alto, lo que importa es avanzar.

Hay unas majestuosas montañas. De allí viene el río. Por allí sale el sol.

Estamos en la cumbre. Cogidos de la mano, andando, nos asomamos al valle. Es… Saltamos. Queremos abarcarlo todo en un inmenso abrazo de amor. Caemos lentamente en el centro. El agua fluye infinitamente pura… cristalina. Tenemos sed, mucha sed. Bebemos.

Súbitamente nos elevamos. Continuamos elevándonos. Mi compañero es luz. Yo… soy luz.

Miro todo y me veo.

Invierno de 1998

Enlace al artículo en vídeo https://youtu.be/HLuMRDSsHI8

Joan-Llorenç sincristal@hotmail.com

Crees que de verdad esto es una democracia ‘normalizada’

Un poco de historia

Represión franquista

1. La cosa viene de lejos. Año 36 del siglo pasado. ‘Reinaba’ la legalidad de la 2ª República. El viejo orden encarnado por los militares conservadores decidió dar fin a los ‘rojos revolucionarios’. Los militares golpistas se aliaron con la religión y se desembocó en una guerra civil que duró tres años. El pueblo español involucionó en su historia.

2. Después vinieron 40 años de dictadura de derechas con los consiguientes ajustes de cuentas; algunos pudieron escapar y alcanzar el exilio. ¡Qué fácil me ha salido, verdad! En algo más de una línea he resumido la gran tortura que mucha gente tuvo que sufrir en sus pieles. Algunos que no habían sido represaliados con anterioridad acabaron siéndolo ahora.

3. El dictador y sus allegados, decidieron dar continuidad al Régimen y nombraron como sucesor a un rey, reimplantando una dinastía: la borbónica. El rey y las nuevas leyes fueron dictados desde la dictadura. Gentes pensantes de aquella época concibieron ‘la Transición’.

4. La llamada transición a la democracia no era más que ralentizar lo más posible el progreso de la población en beneficio propio, y duró otros 40 años. En ese espacio de tiempo, la corrupción reinó a sus anchas. El sistema bipartidista (el hoy por ti, mañana por mí), fue la base del nuevo Régimen. El mismo Jefe del Estado (el rey), se enriqueció del mismo modo en que lo hicieron el resto de políticos (Instrucción que se remonta a primeros de siglo): La Patria, el terrorismo, los independentistas, la Constitución… fueron su estandarte para mantener a la gente a su lado.

Traición al pueblo

5. Durante este lapso de tiempo, en este país se han celebrado TRES referéndums: 1978 (Proyecto de Constitución), 1986 (Ingreso en la OTAN), y 2005 (Constitución europea). En ese espacio de tiempo (42 años); en Suiza se han celebrado unos OCHENTA, a razón de 5 o 6 por año.

6. Después de esos 40 años le sucedió otro rey, su hijo. Estamos a principios de este siglo y las cosas parece que van avanzando, pero van tan poco a poco que casi no llegan ni a notarse. El nuevo rey tiene mucha vergüenza por lo que hizo su padre (pendiente de juzgar): comisionista, venta de armas, blanqueo, tráfico de influencias, fraude a Hacienda Pública, evasión a paraísos fiscales… sabe que peligra la continuidad de la dinastía.

7. ¿Y de parte de quien crees que está el rey? Pues claro, de parte del poder. Lo del ciudadano era un mero adorno en la Constitución y sus leyes. La prensa estaba en sus manos, lo que siempre ha secuestrado la opinión pública. Las grandes empresas eran quienes ejercían realmente el poder, y llegan a inventarse una ‘clase media’, que no lo es. El pueblo no aparece por ningún lado. Todo está en manos de unos pocos, todo ‘está atado y bien atado’, como decían en el telediario.

Lo de siempre. ¿No podría ser de otra forma?

8. Y ahora, ¿quién está de parte de los ciudadanos? Pues quizás alguna prensa, muy poca, ni siquiera la pública dominada por la ideología de turno. Es vergonzoso cómo tratan los temas la prensa ‘nacional’. Sólo parecen escaparse de ello algunos periódicos digitales y alguna prensa escrita de Cataluña y Euskadi. No es el contrapoder, es el mismo poder que nos dice lo que tenemos que hacer y qué pensar.

9. Y nos vienen a decir que esto es la democracia, que es lo que ha elegido el pueblo. Pero si al pueblo se le ha robado la educación… si en ningún momento se le ha enseñado a pensar llevándolo teledirigido al consumismo y a la falta de criterio… ¿Qué tienen que votar? Si el miedo continúa en las mentes de las personas y en lo único que piensan es en cómo salir adelante…

10. Desde hace unos pocos años que está desapareciendo el bipartidismo. En la derecha hay tres partidos pero el grande se está comiendo al pequeño, a la ultraderecha se le tiene miedo; por otra parte en la izquierda ha aparecido uno más, pero mira si el ‘poder’ es tal, que la inmensa mayoría de la prensa casi se ha cargado a este nuevo de la izquierda. Ha sido lamentable lo que ha pasado. Y encima el partido conservador no quiere soltar las riendas de la Justicia porque tienen muchos asuntos pendientes con ella.

11. Esta situación ha llevado al desequilibrio económico, donde una gran cantidad de la riqueza está en manos de unos pocos, mientras que junto a ellos vemos una gran parte de la gente pobre. La Justicia Social parece que poco a poco se está abriendo paso. Pero cuidado, los impuestos no parece que van a solucionar estas desigualdades: Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

12. Menudo paquete nos han endosado. Menudo trabajo queda por hacer. Se ha comenzado la andadura, pero las cosas no pueden cambiar de la noche a la mañana. Nos quedan unos cuantos años para deshacer todo este entramado. Y pensar que todo comenzó con el golpe de Estado del 36. ¿Dónde ves la democracia ‘normalizada’? Yo no la veo por ninguna parte, ¿y tú?

Enlace al artículo en vídeo

https://youtu.be/1Y_CBLVyMTc

Joan-Llorenç sincristal@hotmail.com